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 LA SEDUCCIÓN EN EL BUCHÓN JIENNENSE

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ERIC NOA
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ERIC NOA


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LA SEDUCCIÓN EN EL BUCHÓN JIENNENSE Empty
PostSubject: LA SEDUCCIÓN EN EL BUCHÓN JIENNENSE   LA SEDUCCIÓN EN EL BUCHÓN JIENNENSE EmptySun Feb 10 2008, 09:08

La seducción en los palomos, es un instinto innato por el que el animal hace todo lo posible por atraer a otro congénere a su territorio, motivado por la necesidad de apareamiento al estar sin compañera-o de pareja. Este instinto llevado a su desarrollo máximo ha derivado en la seducción no solo de animales de otro sexo, sino de pichones e incluso en ejemplares de igual sexo, que por su comportamiento denotan falta de territorio propio, como por ejemplo los perdidos.
Las dotes de seducción la componen un conjunto de características propias en cada ejemplar, siendo muy difícil encontrar dos con iguales características, aun en ejemplares de la misma raza. Empecemos por el color, siendo los colores uniformes y oscuros los más aptos, de ahí el cultivo mayoritario de los azules, es algo raro encontrar buenos seductores de color blanco o claro. El arrullo, es otra de las características seductoras más relevantes por ser uno de los principales medios de comunicación, comparable a la voz humana o al canto de los pájaros. Recuerdo aficionados antiguos que su selección llegaba al tal extremo, que desechaban ejemplares por su forma de arrullar, quizás aleccionados por la experiencia sabían que no serían buenos seductores.
El carácter podríamos definirlo como el conjunto de dotes para la seducción, algo delicado de mantener en su justa medida, pues tan negativo es que esté pasado como que se quede corto. )Cuando se puede analizar el carácter? no antes de la segunda muda, suponiendo que se le haya dado una educación correcta. Invito a los aficionados de estas razas a seleccionar sus ejemplares como antiguamente lo hacían, seguro que habría palomares que quedarían diezmados, unos por exceso y la mayoría por defecto. Un ejemplo claro del carácter en su justa medida sería, el palomo que estando en llamada de pieza durante bastante tiempo, una vez que es capaz de introducirla en su "cachapera" no la toca y sigue llamando, aunque ya en otro tono distinto más seductor y amoroso si cabe. Otro ejemplo de carácter sería el ejemplar que no se aparea, hasta no tener la certeza de que la pieza ha aceptado su territorio como propio.
Ya tenemos el instinto, las dotes y el carácter, si le damos armonía a estos tres conceptos aparece el trabajo y sus resultados. Pero para llegar a este final habría que hacer un paréntesis con lo que podríamos llamar la educación, pasando a exponer los puntos a seguir.
Se agruparan solamente cuatro pichones de igual edad cada uno en su "cachapera". Una vez roto celo, se les dará hembra a los cuatro simultáneamente, a fin de que tomen territorio cada uno y se respeten los cuatro, podemos dejarlos empollar durante unos días a fin de que tomen querencia, si durante este proceso notamos incompatibilidad de carácter entre algún ejemplar se sustituirá el que más desentone del conjunto. Cuando cada uno tenga su territorio tomado, los dejaremos sin hembra, dando por supuesto que no deben de existir en vuelo más ejemplares que los cuatro y mucho menos pichones o hembras en cualquier situación. Evitemos en lo posible que las hembras encerradas puedan ser oídas por los machos. A partir de aquí empezará el trabajo de los noveles y será cuando el aficionado ha de ir observando a fin de seleccionar los ejemplares con defectos incorregibles, no sin antes darles toda clase de posibilidades y tiempo antes de su eliminación que sería en el otoño siguiente. La observación del referido trabajo aglomera tal cantidad de matices que sería imposible detallarlos, no obstante citaremos algunos por ser los más elogiados entre los antiguos aficionados:
Los palomos en suelta se les puede exigir que paren y trasteen en lugares ajenos siempre que intuyan la ausencia de peligro, ejemplo en torres, castillos, campanarios etc., si bien sus paradas no deben de ser muy prolongadas ya que denotaría falta de trasteo, si no realizaran saques hacia su palomar. Lo que nunca es permisible es que duerma en lugar ajeno. De ocurrir así habrá que encerrarlo y refrescarle el celo (emparejarlo). De no dar resultado denotará falta de raza.
En las salidas de búsqueda si alguno se queda corto por imposibilidad física o falta de carácter, habría que pensar en sustituirlo, pues este recortaría el vuelo del resto.
En los recortes en vuelo con pieza hacia el palomar "raseará" los tejados a fin de que la pieza se vea imposibilitada de continuar volando, haciéndole posarse en el palomar propio.
Una vez en el tejado la pieza, comenzaran con el trasteo, reduciéndolo con arreglo a la proximidad de la pieza, quedando anulado al posarse esta en la tablilla, momentos estos en que su arrullo será más profundo y continuado. Se da por supuesto que durante este trabajo no existen peleas entre los cuatro machos por estar acoplados en su territorio cada uno.
En el trasteo jamás dará un saque hacia fuera, o sea de casa al exterior, siempre que los otros tres machos en suelta estén acoplados al cuarto en trabajo y realicen la misma labor, en caso contrario prevalece la situación de la pieza, único punto de atención para el palomo en suelta, o sea que si esta sale, saldrán estos, sino continuaran con el trasteo o la llamada según situación.
Un palomo en suelta no tocará la pieza y mucho menos picarla.
Una vez encerrada esta, habrá que premiar el trabajo, dejando juntos macho y hembra hasta el día siguiente.
Estos son en rasgos generales, los pasos que seguían en Jaén los aficionados antiguos cada uno con su librillo y los resultados eran claros, pues en aquellos tiempos situados en una buena altura, podíamos ver palomos navegando con la zurita en la cola desde la catedral a barrios como la Magdalena, San Juan, Santiago, La Merced etc., así como cruzar de un barrio a otro, siendo reconocidos por los aficionados que luego sanamente les contaban las faenas correspondientes a sus dueños, si no habían tenido ocasión de verlas.
De lo último expresado podrán dar fe los buenos aficionados que aún quedan de esa época.
El aficionado más reciente se preguntará porque se ha pasado de esta práctica a la cría y vuelo masivo de palomas; es muy simple hoy, los de LA OFERTA Y LA DEMANDA, COMPRAN Y VENDEN lo que ayer no valdría ni para amos de cría, entre otras cosas porque un palomo hasta que no tiene dos años en suelta no se puede considerar bueno o malo (AYER), o tener el valor de x pesetas o no valer nada (HOY).
No quiero dejar la idea de que todo tiempo pasado fue mejor, pues aún hay aficionados que siguen con sus costumbres antiguas (en algunos pueblos de la provincia), pero claro está que estos no pueden intervenir en la oferta y demanda, entre otras cosas porque de tres grupos de pichones bien pueden salir un grupo completo, pero esto conlleva tres años de trabajo y en algunos casos hasta decepciones, y una de dos, o engañan a la demanda ofreciendo desechos o prefieren no ofertar, que es lo que ocurre en la mayoría de los casos, ya que al no haber cría masiva no tiene repercusión económica. No obstante quedan compensados con la obtención de la raza real de lo que es el Jiennense, sus cualidades en vuelo y seducción, hoy olvidadas por algunos de los antiguos aficionados y desconocidas por otros más noveles.
Fdo. JUAN ESPINOSA MARTÍNEZ
JAÉN
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